Ya todo pasará

Me conecto por zoom, fb live, facetime, whatsapp, textos, llamadas, instagram, youtube, skype, pero, 20 días sin besos ni abrazos son suficientes para darme cuenta de lo vulnerable y frágiles que somos. Mi familia inmediata y el espíritu de Dios me sostienen… mi casa se ha convertido en el único santuario.

Aquí vamos renovándonos en amor, paciencia y prudencia. Pasan los días y comenzamos a encontrar quietud y calma. Al parecer comenzamos a despertar de un sueño para aceptar que estamos en medio de una crisis sin precedentes. Entonces mi comedor y sala comenzaron a ser un templo de transmisión de esperanza.

La oficina un lugar de producción. Ahora cada llamada es un espacio de necesidad para conectar. Los zoom un lugar para escuchar, ver y profundizar. Los facetimes para sentir. Y publicar por facebook una expresión de mi alma abatida y dependiente de la gracia de Dios.

El huracán María me hizo salir de mi casa por 3 meses, los temblores me enseñaron a trazar rutas de desalojo ante un potencial Tsunami… pero esta pandemia… Nos encerró, nos secuestró, nos condenó a una distancia, nos sentenció a un arresto domiciliario.Nos hizo mirar lo que somos. Nos llevó a lo más profundo. Nos hizo recordar en donde todo comenzó.Nos regresó nuevamente a ir a la cruz.

Y allí vamos… llegando a una Semana Santa carente de abrazos pero LLENA de la presencia de Dios. Me hace falta abrazar, pero ahora estar encerrada en mi propio Templo es mi mayor acto de adoración. Ya todo pasará.

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En el 1983

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El día que conocí a mi hermana

Un 15 de septiembre de 1983 sucedió que el cielo se detuvo, el mar se retiró mientras se esperaba la llegada de la «cuarta». Era la 7ma nieta de parte de los López y la quinta de los Oliver. Por ella sería el «cierre de fábrica» y a su vez la culminación de una familia compuesta de seis bajo un mismo techo… con dos parejitas (los dos nenes mayores y las dos nenas menores).

En el 1983 llegó Ana Noemi López Oliver al mundo y a mi vida. Ella sería de mi equipo puesto que era nena y además, en casa de mis padres los varones son zurdos y las nenas somos derechas.

Bueno, Noemi era de mi equipo porque las nenas nos tendríamos que defender de nuestros hermanos y todos los primos varones. Sin Noemi no se cómo le hubiera hecho rodeada de tantos varones pero qué mucho aprendimos. Yo era la tranquila de la casa y debo confesar que mis pasatiempos favoritos eran jugar con muñecas en una casita que mis padres nos tenían. Me encantaba barrerla, mapearla y cocinar. Noemi por su parte, le encantaba trepar a los árboles, jugar en la calle con los vecinos y regar… repito… y regar… y regar… Creo que en ese último punto debo saltarlo porque nada más pensar en eso me pica la cabeza. Y es que dormíamos juntas… y regar… y regar… Seguimos….

Con Noemi aprendí a ser hermana mayor y mamá gallina. Siempre hemos sido muy diferente. Siempre me creí que era como 10 años mayor que ella pero definitivamente debe ser porque siempre vi en ella un potencial, una chispa, un deseo genuino de amar al prójimo y desbordarse.

Hoy celebro que hace treinta años Dios me regaló una hermana. Así como su nombre significa dulzura Él proveyó a mi vida alguien que daría sentido y dirección. Juntas hemos tenido momentos muy difíciles pero he podido ver al mismo Dios que en nuestra adolescencia nos visitó. En nuestra adolescencia y juventud pudimos abrazar al Dios que hoy nos sigue llenando de esperanza y por el cual soñamos.

Noemi— este pequeño post te lo dedico en tu cumpleaños #30 con emoción porque no estamos cerca pero confiada por lo que estás viviendo junto a personas maravillosas. ¡Te amo y espero que hayas tenido un GRAN día! Nunca olvides el propósito de Dios en tu vida.